sábado, 14 de junio de 2008

primum non nocere

con la Biblia en una mano, y en la otra un libro de Platón
la fe contra la razón

un poco de cultura no le hace mal a nadie...leamos alguito de Platón!
el título dice ppio. de no maleficencia..no tiene mucho que ver...pero me gusta!

FEDÓN (65 c - 67 b)
El alma, instrumento del conocimiento
Diálogo entre Sócrates y Simmias:
-“Entonces; ¿cuándo alcanza el alma la verdad? En efecto, cuando intenta examinar algo
junto al cuerpo, le sucede evidentemente que es engañada por éste.
- Dices verdad.
-¿Y no es en el manejarse con la razón que se torna patente algo de las cosas reales, si es
que de algún modo puede decirse que esto ocurre?
-Sí.
-Pero precisamente las ocasiones en que se maneja mejor con la razón son aquellas en
las que no la molestan ninguna de estas cosas: ni el oído ni la vista, ni dolor ni placer
algunos, sino que al máximo queda sola por sí misma, desentendiéndose del cuerpo.
Entonces, al no asociarse a éste, en la medida de lo posible, ni mantener contacto con él,
aspira a lo real.
-Así es.
-También en este caso el alma del filósofo desestima al cuerpo al máximo posible, y huye
de él, y busca en cambio quedarse sola en sí misma.
-Tal parece.
-En tercer lugar, ¿decimos que existe algo Justo-en-sí, o nada?
-Lo decimos ciertamente, ¡por Zeus!
-¿Y algo Bello, o algo Bueno?
-¡Pero es claro!
-Ahora bien; ¿acaso has visto alguna vez con los ojos algo de esta índole?
-Jamás.
-¿Acaso lo has captado con algún otro de los sentidos que actúan a través del cuerpo?
Hablo acerca de todas las cosas: por ejemplo, acerca de la Grandeza, de la Salud, de la
Fuerza; en una palabra, de la realidad de todas las cosas, lo que viene a ser cada una. ¿Es
por medio del cuerpo que es contemplado lo más verdadero de ellas, o más bien sucede así:
que aquel de nosotros que se prepara más y con mayor rigor para conocer mentalmente en
sí misma cada una de las cosas que investiga, ése es el que se aproxima más a la
comprensión de cada cosa?
-Con toda seguridad.
-Pues bien, el que lo hiciera con mayor pureza sería aquel que se aproximara a cada cosa al máximo posible sólo con el pensamiento, sin acompañar el conocimiento mental con la
vista ni con ningún otro sentido, y sin adosar nada al manejo de la razón. Sería aquel que,
sirviéndose del pensamiento en sí mismo, por sí mismo e incontaminado, intentara dar a
cada una de las cosas reales, cada una en sí misma, por sí misma e incontaminada
desembarazándose al máximo de los ojos y de los oídos y, puede decirse, del cuerpo
entero, en tanto éste perturba y no permite al alma poseer verdad y sabiduría, mientras está
asociada con él. ¿No sería éste, si es que se da el caso, Simmias, quien alcanzaría lo real?
-Es extraordinario - exclamó Simmias - el modo en que dices verdades.”
- “De todo esto, forzosamente ha de originarse en la mente de los genuinos filósofos una
creencia que los lleve a decir entre sí cosas como éstas: Probablemente alguna senda nos
va llevando bien, con la razón en nuestra búsqueda, a saber, que mientras tengamos el
cuerpo, y nuestra alma se halle entremezclada con semejante mal, no poseeremos
suficientemente aquello que deseamos, es decir, lo verdadero. El cuerpo, en efecto, nos
acarrea incontables distracciones debido a la necesidad de sustento, y, por si fuera poco,
nos lo atacan enfermedades que nos impiden la caza de lo real. Nos llena de amores,
deseos, temores, toda clase de imágenes y tonterías; de tal modo que, como se dice,
verdaderamente en lo que de él depende jamás nos sería posible ser sabios. También las
guerras, discordias y batallas no las acarrea otra cosa que el cuerpo y sus deseos. Todos los
que van a la guerra, en efecto, lo hacen por la causa de la posesión de riquezas, pero es por
el cuerpo que nos vemos forzados a poseer riquezas, y en su cuidado nos volvemos
esclavos. El resultado de esto es que no nos queda tiempo libre para la filosofía. Y el colmo
de todo es que, si nos resta algún tiempo libre y nos volvemos para examinar algo,
nuevamente por todos lados se entromete en nuestras investigaciones el cuerpo,
produciendo confusión y desorden y perturbándonos, de modo que, por su causa, no
podemos divisar lo verdadero. Sin embargo, se nos ha puesto de manifiesto realmente que,
si alguna vez hemos de poder saber algo con pureza, es necesario apartarse de él y
contemplar por medio del alma en sí misma las cosas-en-sí-mismas.
Y entonces, según parece, poseeremos aquello que deseamos y de lo cual decimos ser
amantes, la sabiduría; cuando hayamos muerto, como muestra el argumento, no mientras
vivimos. Por lo tanto, si con el cuerpo no se puede conocer nada con pureza, una de dos: o
bien no nos es posible de ningún modo poseer el saber, o bien nos es posible poseerlo una
vez muertos, ya que entonces, no antes, el alma se hallará en sí misma y por sí misma
separada del cuerpo. Y mientras vivamos, según parece, estaremos más cerca del saber
cuanto menos comerciemos o nos asociemos con el cuerpo, en la medida que no sea de
toda necesidad, y cuanto menos nos contaminemos con su naturaleza, sino que nos
purifiquemos de ella, hasta que el dios mismo nos libere. Y así purificados, tras habernos
desembarazado de la locura del cuerpo, probablemente estaremos junto a cosas
semejantes, y por nosotros mismos conoceremos todo lo incontaminado. Y esto es,
supongo, lo verdadero: al que no está puro no le es lícito tocar lo puro. Tales cosas,
Simmias, estimo que es forzoso se digan unos a otros y crean todos los que son realmente
amigos de aprender. ¿No te parece?
-Más que cualquier otra cosa, Sócrates.”


ju'

No hay comentarios: